Top
Ay pero que rico… líbido culinario – A P O L O R A M A
fade
34332
post-template-default,single,single-post,postid-34332,single-format-standard,eltd-core-1.0,flow-ver-1.0.1,eltd-smooth-scroll,eltd-smooth-page-transitions,ajax,eltd-blog-installed,page-template-blog-standard,eltd-header-standard,eltd-sticky-header-on-scroll-up,eltd-default-mobile-header,eltd-sticky-up-mobile-header,eltd-dropdown-default,eltd-dark-header,wpb-js-composer js-comp-ver-4.9.2,vc_responsive

Ay pero que rico… líbido culinario

Ay pero que rico… líbido culinario

El otro día reflexionaba sobre las cosas que ahora como adultos  nos hacen realmente felices, todas esas cosas que adquirieron un valor importante y que posiblemente antes no nos hubieran causado mayor impacto.
Tenemos guilty pleasures que nuestro bolsillo odia-ama mantener, y nos vemos doblegados ante ellos, aunque después sufrimos de alguna u otra manera el costo del placer.

Explorando en mi hedonismo no tarde mucho en darme cuenta que hay algo que me pone a hacer bailes raros y que altera todos mis sentidos, la vista se me ensancha y el olfato se agudiza a nivel animal, toda mi atención se compromete cuando se pone frente a mí algo delicioso, claro, hablo de este placer procaz que nos produce la deliciosa comida.

Pocos de nosotros hemos sido capaces de sucumbir ante la oportunidad de llevar a nuestro paladar algo delicioso ¡Es imposible! Y aunque a veces sólo estemos mirando una foto, estoy segura que no perdemos la oportunidad de compartirla para hacer salivar a otros.

¿Cachai? Funciona igualito que la atracción sexual, el placer que nos produce la comida es debido a que nuestras felices neuronas segregan dopamina, una hormona asociada al placer y la felicidad que al satisfacer nuestras necesidades primitivas (comer, tener sexo y descansar), explota.

Entonces ¿Es esta la razón por la cuál nos encanta ver todas esas fotos y videos de comida deliciosa?

Sexualizamos la comida, la exponemos, y nos parece atrevida por todas las reacciones que provoca en nuestro cuerpo, un claro ejemplo de esto es el proyecto de Stephanie Sarley, una artista que desafía los “buenos modales” acariciando melones, naranjas, papayas y cuánta fruta con forma sexual se le ponga enfrente.

Pero no te asombres, seguro tu también lo haz hecho y sin darte cuenta, todos pecamos cuando vemos queso derretirse, chocolate sobre cualquier cosa o tocino preparado en inimaginables formas, gemimos, babeamos y nos desesperamos ¿No es eso el amor?

Basta con teclear #Foodporn en el buscador de nuestras redes favoritas para enamorarnos y literalmente arder del deseo.

Ya sé lo que es enamorarse de la comida y estar comprometida en una poligamia de aventuras culinarias, al menos me prometo ser más liberal en estos terrenos, entrarle a todo y dejarme sorprender… Perdóname madre, por mi vida gorda.

Una última petición, #SendFoods

<3

Apolorama